El otro mensaje del Día Mundial del Teatro 2021 por Javier García Vidal

Sabiamente, muchas personas han dicho a lo largo del tiempo que el teatro ha estado siempre en crisis, aún con el esplendor del Siglo de Oro Español, hablando un poco de las referencias históricas del teatro de habla hispana. Hoy, en un mundo en crisis, el teatro sigue reinventándose y haciendo frente a todas las adversidades.

Y cuando hablo del teatro, hablo de toda expresión aquella en la que haya un público viendo algo que sucede en un escenario. Justo en esa reinvención del teatro, en esa reinvención de lo que conocemos como teatro, el escenario se ha vuelto todos los espacios y todo los espacios en escenario.

En medio de una pandemia como la que enfrentamos desde hace ya más de un año es prudente replantearse al teatro como una herramienta que fortalece la salud mental de nuestra sociedad, un objetivo que se ha perdido a lo largo de los años. No importa que sea gracias al teatro que en su momento disfrutamos radiodramas, o que hayan surgido las grandes telenovelas de la televisión, los grandes héroes e íconos de la cinematografía en el mundo y, hoy por hoy, toda la gama de contenidos que encontramos en la infinidad de plataformas digitales que desde hace años han ido acaparando las miradas de todas y todos.

La gente de teatro, quienes hemos dedicado años de estudios, preparación, invención y desarrollo, al mágico arte teatral, nos hemos innovado y hemos encontrado ese nuevo escenario en los espacios digitales sin perder eso que hace al teatro tan humano: la interacción casi inmaculada del actor con el espectador.

Es cierto, no sucede igual. Es cierto, es parecido a la televisión. Es cierto, el formato es diferente. Pero también es cierto que el fenómeno escénico nunca ha sucedido igual, porque no llegamos a interactuar como los griegos en el teatro bajo largas jornadas maratónicas. Es cierto, es parecido a la televisión pero la televisión también ha necesitado de un público en vivo para grabar programas que luego se repiten una y otra vez. Es cierto, el formato es diferente, porque estamos sujetos a una pantalla, a una red de telecomunicaciones que no alcanzamos a comprender, pero ninguno de los grandes directores del teatro han utilizado siempre el mismo formato ni en Grecia, ni en la Italia renacentista, ni en el mundo contemporáneo.

¿Qué nos queda entonces? ¿Hacia dónde debe caminar el teatro? Hay que asumir y abrazar el shock cultural que genera el cambio radical en el que nos sumió el Covid-19, agarrar las herramientas tecnológicas que tenemos a nuestro alrededor y reinventarnos, porque el teatro sí, siempre está en crisis, pero por eso siempre estamos en constante resiliencia y eso es algo que ninguno de los medios de comunicación ha logrado, porque encerrados en una casa la televisión continúa, la radio continúa, el cine continúa, todos igual pero el teatro ya no es lo de ayer. Bienvenidos todos a la nueva era de la resiliencia escénica en todo su esplendor. ¡Y que viva el teatro!