Del 2050 y otras cosas del futuro.
- Admin
- 23 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Me comentaban hace unos momentos cuándo algo se ve ensayado y cuándo no. Lo maravilloso, por decirlo de alguna forma, de esta Muestra Estatal de Teatro 2020 es que las obras tenían que ser grabadas y en casa; lo penoso es notar que muchos decidieron hacer repeticiones de la misma para ver si una quedaba y que terminaran editando todo. Me quedé pensando, también, en cuál es la definición de la Secretaría de Cultura de "ediciones especiales" cuando, salvo contadas obras, todas incluyeron ediciones especiales. Sin duda la más evidente fue la de "Arturo y Valeria". También me quedo pensando un poco en cómo la causa de los alborotos de la muestra pasada tuvieron que ver, en gran medida, por la falta de información del responsable de permitir que distintos grupos se saltaran varias reglas del juego. En ese momento importaba más porque todos iban(mos) por el premio mayor, pero ahora que es un único pago para todos...
En fin, cosas de la burocracia transformadora (que no es más que la misma de antes).

Grupo: Amaury Stiles
Obra: La cita
Autor: Johnny Calderón
Dirección: Johnny Calderón
Lo bueno....
Un gran acierto haber grabado esta obra en el Foro TIA, ubicado en la Zona Luz de Villahermosa, para poder presentar este trabajo de menos de 20 minutos y con una cierta teatralidad, muy alejada del hecho de que es grabada y no hay una real interacción con el público. De nuevo, es uno de los foros que tuvo que cerrar y habría que impulsar su pronta apertura una vez que todo vuelva a la verdadera normalidad, pues es de los pocos espacios (por no decir que el único) que presenta verdadero Teatro Cabaret.
En el caso del maquillaje, justo es algo que no se evidencia en ninguna de las otras propuestas, sumando mucho más a la teatralidad que se genera al ver este breve montaje, puesto que ambos actores (Noemí Beristain y Pablo Ángeles) no llegan ni a los 30 años como para hacernos creer que en este montaje tienen más de 50. Lástima que no se acredita a la persona maquillista (como tampoco se acredita en lo general a casi nadie en esta muestra).
Sin duda, la historia nos invita a reflexionar en lo que pasará después que todo esto termine, porque nos presenta un panorama en el 2050, en un Tabasco en el que ya no hace calor y en que muchas cosas han cambiado (al menos ya no hay Tinder y la gente ha dejado de usar Facebook). Sin embargo, creo que lo que más valor le da a la historia es justamente el mero final, cuando la voz en off empieza hablar y nos damos cuenta que, al parecer, la persona no es persona (yo me quedo con la idea de un holograma o un robot que puede mutar a cualquier forma, pero ustedes juzgarán mejor).
Lo malo....
A pesar de esta teatralidad arriba mencionada, la historia es carente de trazo y tareas escénicas y parece más ver a dos personas ahí nada más, haciendo nada. Aún con el hecho de que son androides, es evidente que pueden hacer más cosas que estar sentados sin nada más que hacer. Incluso, aunque fuese una realidad postpandémica, lo social es inherente al ser humano y la expresión corporal en el teatro es sumamente necesaria, como también lo es en el uso de la voz.
Sobre la voz habría que echarse un clavado aparte, porque ninguno de los dos actores manejan matices que nos permitan ver más allá de los personajes y brindarnos un juego mucho más ficcionado, retomando aquello de lo teatral. Se mantienen, pues, planos y contenidos y, por lo mismo, no logran conectar con el público del otro lado de la pantalla. Y ya que toco el tema de los planos, la toma era demasiado cerrada, tanto que cuando Noemí se pone de pie, la cabeza sale cortada y me parece que ese espacio tiene todavía más fondo para haber presentado algo con más alejamiento y mucho más trazo y tareas.
Retomando un poco el hecho del texto y el futurismo que nos presenta, éste parece un poco irreal, no parece para nada futurista (sin querer caer en el cliché pintado por Hollywood, pero bien podría ser cualquier cafetería actual o previa a la pandemia). Y ahí es donde quizás el texto pierde fuerza, porque hablan de tantas cosas que podrían maravillarnos si cerramos los ojos, pero que no logra concretarse en el mundo que nos presenta. Es difícil pensar en un futuro después de la pandemia sin que cambiemos nuestra forma de vestirnos y utilizar más accesorios que una simple cubrebocas. Claro, es debatible en el hecho de que nadie ve el futuro, pero las pistas están ahí a la mano.
La moraleja...
Teniendo un nombre tan poderoso y bien posicionado como lo es TIA Tabasco, que ha sabido inteligentemente captar públicos diversos, no entiendo por qué el grupo con que se registran en la muestra es Amaury Stiles (que además es una persona, no un grupo), cuando es más que evidente que los actores son alumnos del director y que fue grabada en su espacio. Entiendo que la convocatoria dice "personas o agrupaciones", ¿pero no es demasiado ególatra querer simplemente hacer lucimiento del nombre? Vamos, que al final el teatro es trabajo en equipo y no un artefacto para los individualismos.
¿No has visto la obra? Vela aquí:
La invitación:
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