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Alaska: Cada quien quiere como puede

  • Katherine Castro
  • 2 ago 2016
  • 2 Min. de lectura

El pasado domingo 31 de julio en el marco de la Muestra estatal de teatro 2016 se presentó Alaska obra de Gibrán Portela, galardonada con el Premio Nacional de Teatro Joven Gerardo Mancebo del Castillo 2008, dirigida y producida por Javier García Vidal.


La interpretación por el grupo teatral Tabasco al teatro, va de la mano de los actores Laura Vidal como Martina, Javier García como Miguel e Iván Iduarte como Jimi.


La obra inicia con dos amigos, Miguel y Jimi, propietarios de una tienda de venta de cajas fuertes. En una tarde, Miguel conoce a Martina e inician una relación amorosa. A medida que transcurre se van revelando pasajes dolorosos de la vida de los personajes, sus proyectos y más de una rencilla.


La puesta en escena sustenta su propuesta en tres elementos: las personalidades de los roles, los desplazamientos y la iluminación.


El juego psicológico de los tres personajes es un elemento fundamental, sus desplazamientos en escena logran crear espacios y lugares imaginarios al ritmo de una iluminación que crea el tiempo, el día y la noche.


Para integrar al público uno de los personajes camina entre ellos y se da el rompimiento de “la cuarta pared”, esa separación entre escenario y espectadores. Integración continua con la vinculación de la obra al contexto cultural a través de vocablos locales como “piruja”, la evocación de lugares cercanos como Veracruz y el uso de alimentos conocidos como las conchas y los cuernitos.


La sucesión de hechos como causa-efecto hacen la coherencia de la obra; el enamoramiento, el sucesivo conflicto y las implicaciones individuales crean el desenlace verosímil.


Mirando más allá, encontramos una representación del miedo, la libertad y la opresión en cada personaje, cuyos gestos y características sirven como símbolos y soportes de estos. La desconfianza es otro sentimiento en el aire, representado en una pregunta recurrente: ¿qué hay dentro de la caja?.


Desde otra perspectiva, se observa el lado filosófico en una frase repetida varias veces: “cada quien quiere como puede”. Dicha expresión nos recuerda el lado humano: un ser humano que hace, ama y vive con lo que sabe y ha aprendido.


«Ser una obra de fácil montaje» era un requisito para participar en la muestra y un reto para cada grupo participante.


Alaska muestra una producción que tuvo consideración de los detalles, el vestuario, la iluminación, la escenografía y logra cumplir a cabalidad con este parámetro.


Por último, un pensamiento de Erich Fromm para describir el final: «El acto de desobediencia como el acto de la libertad es el comienzo de la razón». Como ese último acto de Miguel...

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Tabasco Al Teatro, 2020

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