Proyecto de asesinato: el juego de las emociones escondidas.

Se dice que no hay crimen perfecto. Pero para el autor de la puesta en escena Proyecto de asesinato, Cornell Woolrich, solo se trata de un argumento, una simple teoría.

Nuevamente, la Muestra Estatal de Teatro se luce con la presentación de esta trama, thriller que roza los ámbitos de la manipulación del miedo, de la fobia. Un relato sobre el daño emocional entre las parejas, el rencor y cómo es que

Al acercarse el primer aniversario de su estreno, Imaginero.com plantea con destreza la adaptación de la obra homónima del escritor de novelas policíacas, Cornell Woolrich, recurriendo a recursos tecnológicos como las proyecciones fílmicas digitales que permite soportar una parte una parte fundamental de la historia en exteriores.

Dirigida por Margarita Orrico y Ricardo Guzmán, el ‘leit motiv’ de Proyecto de asesinato aborda el desgaste de la relación matrimonial entre Paulina (Mónica Castro) y Daniel, (Rodrigo Tovar) y una tercera en discordia Mari (Raquel Ramón), quien se convierte en personaje clave, la parte maquiavélica de la historia.

Aprovechando las fobias de Daniel hacia las serpientes, es aquí donde la trama sucumbe a la imaginación y al juego de las emociones escondidas, apoyadas por una empoderada y subjetiva iluminación verde, muy usual en películas de suspenso.

Para darle un suspenso más penetrante, los directores deciden emplear una adaptación musical moderna del soundtrack de la película Psicosis, de Alfred Hitchcock.

Cabe destacar que esta obra, presentada por primera ocasión en septiembre del 2015, está ambientada para un nuevo formato teatral que cada vez gana más adeptos en la Ciudad de México: el microteatro.

De este modo, los espacios reducidos sólo permiten la ambientación de un solo escenario e incluir otras alternativas de expresión como el video digital, cuya fotografía corrió a cargo de Claudio Rincón.